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Reflexión: ¿Qué le pasa a la prensa?

“En proporción, la cantidad de basura que circula por las redes sociales es exactamente igual que la cantidad de basura que circula por los medios de comunicación”

Ramón Lobo

(entrevista propia)

Estamos en plena era digital. El mundo está conectado por la red. En España, el 81% de los teléfonos son inteligentes1. La preferencia por la tecnología móvil parece clara: Queremos estar siempre en linea. Y rápido. Esta rapidez en la tecnología, acompañada del consumismo frenético, pueden ser algunas de las causas que expliquen el porqué de la imperiosa necesidad de inmediatez, que viene de la mano con un descenso en la calidad.

Los medios impresos tienen un horario cerrado y estricto que deben cumplir. Lo que se lleva a la imprenta queda para siempre. No hay posibilidad de volver. Para llevar mejor esa gran responsabilidad, deben ser precavidos. Las noticias se dividen en dos grupos grandes: las predecibles y las impredecibles. Unas elecciones son previsibles: Por rocambolescas que sean las candidaturas a la presidencia, saldrá una u otra (o una de cuatro en el reciente intento de España de salir del bipartidismo que heredamos desde la Restauración borbónica), por lo que los medios podrán preparar sus portadas e informaciones con mucho tiempo de antelación.

Portada del diario 'Ideal', de Granada, tras la victoria de Donald Trump

Todo esto se complica cuando llegamos a las noticias impredecibles. El ataque a las Torres Gemelas fue el primero de los lamentables atentados que después también se trasladarían a tierras europeas. Madrid, Londres, Burgas, París,… Cómo iban a pensar los medios generalistas que la guerra saldría del "tercer mundo”. En el caso de Madrid, se cometieron grandes fallos. Wikipedia recoge que “el propio día 11, a las 22.00, la cadena de radio SER informaría erróneamente del posible hallazgo de un terrorista suicida”. En el pasado las palabras se las llevaba el viento, pero hoy en día es imposible de olvidar. Gracias Internet.

Sí. En la red se puede editar todo el rato. Puedes borrar un tuit, editar un estado de Facebook y por supuesto corregir el texto cuando algún lector avispado se ha percatado del fallo. Incluso puedes borrar comentarios. Pero cuando el error es garrafal, terrible y tiene potencial de viralizarse... pues se hace una captura de pantalla. Y ahí queda para la posteridad.

Hoy en día da igual en qué plataforma trabajemos, porque los errores se graban, se fotografían o se capturan y nadie se libra de salir en las redes sociales. Tampoco mucha gente se para a pensar en por qué hay tantos errores, especialmente en las redacciones digitales. Tal vez si lo hiciéramos, especialmente quienes tenemos bloqueada la publicidad, no nos suscribimos a los diarios que seguimos y ni de lejos nos manchamos las manos con la tinta de un periódico, nos daríamos cuenta de que es la precariedad laboral de las ediciones digitales y la demanda de ‘¡noticias ya!’ (que no sé hasta qué punto es real) nos está llevando a un fast-journalism que no mola nada.

1.http://www.abc.es/tecnologia/moviles/20150121/abci-estudio-sociedad-informacion-espana-smartphones-tablets-moviles-habitos-usuarios-fundacion-telefonica-datos-201501211605.html [28/11/2016]

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Más información:

Malaprensa: "En esta página me voy a centrar en uno muy concreto, el referido a la atención (o falta de ella) al detalle, el rigor y la exactitud en los datos y en los conceptos."

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