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De buenistas, tontos

  • Foto del escritor: gajatezumalacarregui
    gajatezumalacarregui
  • 20 mar 2016
  • 2 Min. de lectura

Ayer vinieron unos colegas de la uni a cenar y tomar unas cañas a casa. Entre conversaciones, les hablé sobre el corto que acababa de ver, "Educación Progre". Para intentar explicarles de qué iba, empecé contándoles que se veía una clase de matemáticas avanzadas, con una profesora, un chico, una chica y un astiático. Ahí me paré. "Asiático, bueno, no queiro decir que su única característica sea ser asiático, o que deje de ser un "chico" por ser asiático, vamos, que no quiero sonar racista, es sólo que..." Una de mis invitadas tuvo a bien pararme y decirme que sí, que lo habían entendido, que nadie se iba a sentir ofendido y que podía seguir contándoles de qué iba todo eso. Y es que el corto, maldita sea, trata precisamente de cosas así, aunque centrado en el sistema educativo.

¿Exagerado? Un poco, sí. Pero tampoco anda muy lejos. Una vez un profesor de la universidad nos dijo que iríamos al ritmo del más lento. "Claro que sí - pensé - para qué va el más lento a esforzarse más pudiendo el más rápido aburrise soberanamente, no aprender absolutamente nada, y frustrarse cada día más". Pero no es algo que se pueda expresar en voz alta. Es ofensivo.

Y por favor, no se confundan. No quiero decir que el lento no merezca oportunidades, no quiero decir (fuera del ámbito académico), que no haya que luchar contra campañas publicitarias sexistas, no quiero decir que esté a favor (necesariamente) de intervenciones militares en países en guerra. Quiero, simplemente, hablar tranquila. Hacer un chiste de mal gusto y que nadie se ofenda, aunque le parezca ofensivo. Y que por supuesto, nadie me denuncie. Quiero poder decir que ese chico parece gay sin que sea nada malo. Porque ser gay no es malo, tampoco lo es parecerlo (dentro de lo que social y culturalmente atribuimos a los hombres homose...y aquí estoy otra vez, justificando). Y que además, es una opinión. No es LA verdad. Mi verdad es mía y no tiene por qué afectar a nadie. Porque sí, el lenguaje nos sirve para comunicarnos y si no tenemos definiciones comunes no tiene sentido, pero hay muchas y muchas palabras que tienen connotaciones, y cada uno de nosotros puede o no atribuírselas.

Es un tema delicado, incluso mi opinión no tiene una forma totalmente definida en este aspecto, pero hay momentos, palabras, expresiones... que me sacan de quicio.

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