Ramón Lobo: "Ten coraje, lucha por lo que tú crees durante mucho tiempo y conseguirás lo que tú
- gajatezumalacarregui
- 17 mar 2016
- 7 Min. de lectura
En 2014 tuve el placer de entrevistar (telefonicamente) al señor Ramón Lobo. A veces viene bien recuperar pedacitos de su entrevista, que son imperecederos.
Según nos cuenta en su propio blog, su trayectoria profesional es intensa, trabajó en varios diarios económicos, en el diario El Sol (que cerró el año en el que yo nací) y finalmente El País. No tenía miedo a la aventura... Sin embargo, se encuentra en una nueva etapa, Jot Down, InfoLibre, El Periódico, y también en radio en la cadena ser.
P:¿Se considera más libre para emitir su opinión acerca de los acontecimientos ahora que durante su periodo en El País? ¿Considera que los medios censuran la realidad?
RL: Yo siempre he sido muy libre, quizá por eso he estado en la lista. Lo que si tengo es más libertad para decidir qué hago con mí tiempo. Es algo nuevo para mí, porque antes me levantaba medio dormido, ponía el piloto automático, aparecía ahí y me iba. Suelo hablar con Bru Rovira, que es un amigo de La Vanguardia (de mi edad más o menos) y esta nochevieja comentábamos que ahora tenemos tiempo, y tenemos que convertirlo en valor. Por lo que he empezado a hacer algunas cosas; por ejemplo la semana pasada estuve en Barcelona y podía seguir haciendo los mismos trabajos que hago, dos semanas anteriores he estado en Londres. Es decir, yo ahora no tengo sujeción geográfica y eso es un chollo, y tengo que aprender a utilizar las técnicas que me dan la libertad geográfica. Al igual que he reducido gastos, ahora lo que tengo que hacer es potenciar esos estudios.
"Tengo la tendencia a, digamos, una relación conflictiva con la autoridad"
No creo que censuren la realidad. Imagino que es más complicado hacer alguna información sobre el banco Santander en economía, pero no lo puedo garantizar. Yo no he sufrido la censura, ni la he visto. Lo que si he visto han sido malos jefes. Eso sí, y los he tenido igual que he tenido buenos jefes y jefes extraordinarios. No, yo creo que siempre he tenido la costumbre de decir más o menos lo que pienso, y digo más o menos porque también me callo muchas cosas, aunque mucha gente piensa que no me callo nunca nada. Es mentira, me callo mucho, asique si lo que digo parece mucho, pienso más de lo que digo. Pasa que sí tengo la tendencia a, digamos, una relación conflictiva con la autoridad. Eso es una cosa que tengo desde siempre. Entonces claro, si tu jefe se siente seguro en su jefatura te puede llevar al huerto, pero si se siente inseguro te entiende como una amenaza. Yo también he sido jefe (y creo que fui un pésimo jefe) y desde luego, no volvería a serlo. Para una organización empresarial (no digo el País, cualquiera) que haya una persona que vaya por libre resulta molesto. Yo eso lo entiendo.
P: Usted comenzó en el mundo del periodismo antes de la irrupción de Internet, los smartphones y las redes sociales ¿Podría hablarme de cómo vivió el cambio? ¿Le costó mucho adaptarse? ¿Desconfiaba de alguna manera de esta tecnología?
RL: Yo nunca he desconfiado de la tecnología, siempre he pensado que cualquier cosa que mejore mi posibilidad de hacer el trabajo desde luego. Recuerdo cuando iba a Bosnia: No existían los teléfonos móviles, no existía Internet (por lo menos no era público). Existían los primeros teléfonos por satélite, que eran unas máquinas carísimas, una paellas enormes a las que solo tenían acceso las televisiones y las grandes agencias. Gente que iba a plantar su oficina allí durante meses porque si no podías. Yo solo no podía. Asique dependía de las agencias para transmitir, nos teníamos que apuntar a una lista de la agencia del periódico, con los costes que suponía. Por en ejemplo en la oficina de Sarajevo, de FrancPress, me tenía que sentar ahí a esperar hasta que no necesitaran sus satélites para transmitir y entonces te decían: “venga, tienes 5 minutos para transmitir”. Y claro, igual yo necesitaba dos horas.
Ahora con la tecnología lo mandas desde donde tú estés con un clikc. Yo era de los afortunados, porque si piensas en Manu Leguinetxe, que hace treintaitantos años dio la vuelta al mundo… En Afganistán el caminaba varios días para conseguir un “telex” (teletipo), o sea que esa tecnología sí ha cambiado las cosas a mucho mejor. Ahora puedes trasmitir una foto de cualquier sitio, puede trasmitir un vídeo,…
"En Afganistán Manu Leguinetxe caminaba varios días para conseguir un “telex” (teletipo)"
¿Qué es lo que hemos perdido? Pues intimidad, fundamentalmente intimidad. Tú antes ibas a una guerra y nadie sabía dónde estabas, con lo cual te dejaban en paz. Y cuando tu llamabas por teléfono, las cosas eran como tú las decías y lo compraban. En Sarajevo había competencia con las agencias, si tu dabas tres hojas y la agencia daba catorce pues decían: “Tú no has hecho nada”. Y las historias podías seleccionarlas tú y ahora pues todos están viendo las webs, por tanto cuando llegas ellos tienen la sensación de que saben lo mismo que tú y están viendo lo mismo que tú. No quieren una historia que solo sea tuya, quieren lo que tiene todo el mundo… y entonces hacemos un periódicos que son un coñazo.
Se pierde un poco la personalidad del periodista, ¿no?
Sí. Cuando tú llamas ya no te preguntan cómo estás o qué tienes, te dicen: “Quiero lo que tiene el New York Times”. Como me pasó a mí, me dijeron: “Me gusta el enfoque del New York Times.” Y le contesté: “Entonces traduce el New York Times”.
Hace poco publicaba en su blog un artículo en el que hablaba del trabajo de Salvados del 23F y aprovechaba para reflexionar sobre las mentiras de políticos y telediarios. ¿Cree que Internet y las redes sociales ayudan a conocer la verdad o la emborronan al cargarla de información de dudosa credibilidad?
RL: Diría que la emborronan, pero por cantidad. En proporción, seguramente la cantidad de basura que circula por las redes sociales sea exactamente igual que la cantidad de basura que circula por los medios de comunicación. No creo que añadan más porcentaje de basura, pero la cantidad sí que es mayor. Con las fotos por ejemplo es muy interesante; antes un medio de comunicación como El País podía obtener diariamente 40, 50, 100, 200, fotos. Vamos más atrás de El País. En los años cuarenta, por ejemplo. Ahora en los medios como El País a través de las agencias y los fotógrafos igual está recibiendo 3000, 4000 fotos diarias. Y son fotos de agencias, con lo cual son fotos que tienen mucho nivel, no son una mierda de fotos.
"En proporción, seguramente la cantidad de basura que circula por las redes sociales sea exactamente igual que la cantidad de basura que circula por los medios de comunicación"
Yo creo que eso en principio es positivo, que haya más información, que se genere más información, pero lo negativo es nuestra actitud ante estas herramientas. La actitud de cualquier periodista profesional ante cualquier herramienta tiene que ser la misma que tendría en un bar. Tú estás en un bar, escuchas que alguien ha matado a su hermano; lo ha atrofiado. No sales corriendo a escribir nada, no sabes ni el nombre del tío, tendrás que investigar un poco: el nombre del tío, tratar de averiguar algo, confirmar... Esa actitud de confirmar, es la que tienes que tener ante un twitt. Un tuit de la BBCC o del New York Times establece unas garantías de seguridad. Se equivocan, pero poquísimo; por lo cual puedo retiwittear, digamos, sin tener ningún control. Hay un caso muy cachondo, que es del norte de Castilla, un periódico muy bueno, que tuieteó que Manu Leguinetxe se había muerto y la gente empezó a retuitear. Incluso algunos de El País lo retuitearon. Entonces un gran periodista español, amigo de Manu Leguinetxe, hizo lo que tenía que hacer, llamó a Manu Leguinetxe a preguntar a Manu Leguinetxe a ver si había muerto. Entonces le dice: “no, no me he muerto”. Y ya está, pues es mentira.
Esa actitud de comprobar se está perdiendo, pero eso no es culpa de las redes sociales, es culpa de la sociedad. Un tipo como yo, por ejemplo si no existieran la tecnología y las redes sociales, periodísticamente estaría muerto. Ahora somos maestros individuales, evidentemente la marca El País, el New York Times,… es muy potente, pero también hay marcas periodísticas muy potentes. Tú puedes establecer una marca más o menos potente, no siempre mejor que tu periódico. Pero hay ejemplos como la de Rey Gonzalez. Y antes no podías, era imposible.
P: Para terminar, ¿qué consejo daría a los que estamos empezando en el mundo del periodismo?
"Ten coraje, lucha por lo que tú crees durante mucho tiempo, el tiempo que sea necesario, y conseguirás lo que tú desees"
RL: No sé, ¿no estáis a tiempo de cambiar? (risas) No, se lo digo a los chicos, yo creo que fundamentalmente hay que saber qué queremos, por qué lo queremos, y pelear. Hace poco vi en TED (una red de conferencias americanas) a un chico asiático que lleva toda la vida dando clases en Nueva York, y decía que no entendía muy bien que cuando tú pones las notas a los alumnos estas evaluando en esa asignatura, claro, pero también un poco las notas escolares o del a facultad, algo que están diciendo es “a esta persona le estamos dando muy buenas notas, así que creemos que esta persona va a tener éxito y a quien damos malas notas es porque pensamos que esta persona no va a tener éxito”. Con el tiempo te das cuenta de que esto no funciona así. A muchas de las personas a quienes das muy buenas notas luego no triunfan en esta profesión, y a quienes no tienen muy buenas notas sí. La diferencia es el coraje. El coraje es la lucha por lo que tú quieres, y eso supone dedicar mucho tiempo a lo que tú deseas. Mucho tiempo son muchas horas. Lo único que podría decir es: Ten coraje, lucha por lo que tú crees durante mucho tiempo, el tiempo que sea necesario, y conseguirás lo que tú desees.
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